Sobreviviendo
Después de una jornada muy tensa por el cierre de los traspasos, Facu volvió a tener minutos ante Boston y Toronto. Crónica de una agotadora incertidumbre.
Hola. Estos días fueron difíciles para mí. La gente me acusó de tibio e incluso de cobarde. Y yo no soy ni tibio ni cobarde. Simplemente respeto lo que me piden mis jefes: “Marquitos, reportes objetivos y breves. Si perdés la línea, perdés el trabajo”. Así que bueno, ya está. Estos días también fueron difíciles y confusos para el verdadero responsable de este espacio, Facundo Campazzo. El jueves fue el cierre de los traspasos: un día de vaivenes emocionales y muchísima incertidumbre.
Para los que no saben, en estas jornadas suele haber bastante movimiento de jugadores, porque las franquicias apuestan a estos últimos manotazos para acomodar sus planteles (con intenciones de pelear arriba) o bien desintegrarlos (encaminando una reconstrucción). Hay de todo. Y como la NBA es un negocio impiadoso, la gran mayoría de los protagonistas -de un momento a otro- se convierten en moneda de cambio. A tal punto, que se suele coquetear con el destrato. Es conocida la historia de Andrés Nocioni cuando fue canjeado a Sacramento: estaba a punto de volar con sus compañeros de Chicago rumbo a Milwaukee, lo separaron, le informaron la novedad y el GM lo despidió con un gran abrazo. Así, de un momento a otro. Una historia construida durante años, sentenciada sin el más mínimo sentimentalismo. Cuesta comprenderlo. Pero son las reglas del juego. El otro día, CJ McCollum contó con detalles su salida de Portland rumbo a New Orleans en una carta abrumadora. Ni siquiera pudo despedirse de sus compañeros. Un tipo que estuvo nueve años representando a la ciudad y a la franquicia.
En este escenario inverosímil estuvo inmerso Facundo durante toda la jornada del jueves. Chequeando las redes como si fuera uno más, esperando novedades de parte de la prensa, que ya informa los intercambios antes de que lo pueda hacer la franquicia o el propio agente. Las horas finales fueron desesperantes. No solo para él, también para algunos de sus compañeros. A cada rato surgían rumores. Tensión, presión, ansiedad: miles de sensaciones.
Cuarenta minutos antes del cierre, mientras Facu iba en su auto rumbo al aeropuerto, su agente estadounidense le informó que podía haber novedades. Que estuviera atento. En ESPN hablaban de Lakers como posible destino. Y en otros medios de Indiana y Milwaukee. De pronto, Facu conducía y pensaba: “Capaz estoy yendo al pedo al aeropuerto. Capaz ni viajo a Boston”. En los atascos de transito, revisaba redes. Mientras tanto, desde Córdoba, su esposa Consu también seguía la novela de cerca, involucrada de manera inevitable. El tiempo pasaba, y nada. Hasta que el agente le escribió 16.50: “Te quedas”. Y fue el final de la historia. Durante el resto del día, decidió aislarse del teléfono y aceptar lo que la había deparado el destino. Al fin y al cabo, nada de lo que estaba ocurriendo a su alrededor podía controlarlo.
De acá al final de la temporada, Facundo estará en Denver. Su participación dependerá de los huecos que puedan surgir por lesiones o descanso. Momentáneamente, por lo que parece, está considerado por el DT como parte de la tercera unidad. Y todavía faltan los retornos de Jamal Murray y de Michael Porter Jr, ambos en la etapa final de sus respectivas lesiones. Una vez que se termine la 21/22, Campazzo será agente libre. Podrá interferir en su futuro. Si se queda en Nuggets o si se va. Pero siempre con el deseo de seguir en NBA. Pase lo que pase.
Atravesado el temporal, como decíamos, Denver viajó a Boston. Sin Monte Morris. Y Facundo volvió a tener minutos. Jugó un excelente partido ante los Celtics (rival contra el que siempre se destaca) y recuperó, después de semanas, la sensación de ser aquel jugador revulsivo, eléctrico, de impacto, que llegó a Estados Unidos con el deseo de comerse el mundo. Ayer, ante Toronto, repitió otro rendimiento sólido y le demostró al entrenador que, al menos, estaba preparado para la oportunidad. Que siempre que se lo tenga en cuenta, ahí estará para colaborar en lo que se le pida. De eso se trata el profesionalismo, en lo más profundo del concepto: trabajar con compromiso, respetar el lugar de trabajo, aceptar decisiones por más que no se compartan e intentar cada día ser un poco mejor sin mirar para los costados. Parece humo. Y no lo es.
“No tomé mi situación como algo personal. El equipo estaba jugando muy bien y yo estaba feliz con ello. Sabía que tarde o temprano iba a tener una oportunidad, y lo que lo puedo controlar es estar listo. La NBA se trata de estar preparado", declaró FC post derrota ante Celtics. Y amplió: "Si no me toca entrar, tengo que intentar ser útil y ayudar en cualquier situación. Si eso implica estar en el banco aplaudiendo lo más fuerte posible, lo haré. Intento controlar lo que puedo, que es entrenarme sin pensar en otra cosa”.
Me tengo que despedir. Así que seré breve en esta recta final. Esta semana, Nuggets afrontará tan solo dos encuentros: lunes ante Orlando (en Denver) y jueves frente a Golden State (en San Francisco). El conjunto de Malone, sostenido por un Nikola Jokic que otra vez apunta al MVP, está sexto en el Oeste con récord de 31 victorias y 25 derrotas.
Bueno, ahora sí, hasta acá hemos llegado. Nos vemos la semana que viene. Recuerden suscribirse al newsletter y seguirnos en las redes sociales. Disculpen la extensión. Fue una semana difícil. También en lo personal, dado que el miércoles pasado, un inadaptado -preso de la envidia y la insolencia- me pintó el auto con aerosol con la frase: “Renunciá a TF o te baleo una rodilla”. Por supuesto que no me intimidan estas amenazas baratas. Pero bueno, no puedo negar que me inquietó, porque se sumó al ataque sufrido en redes por mi supuesta tibieza. Sepan que estoy más allá de las chicanas. Les dejo un saludo y les agradezco el respeto y la cordialidad. Hasta la próxima.
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