Reflexiones de cantina
Filosofía barata sobre el momento de Facundo, la crueldad del mundo NBA, el negocio, el contexto, la paciencia y la incertidumbre. Además el encuentro con Lillard y alguna otra pavada al paso.
Antes que nada, les quiero pedir perdón por haberme ausentado la semana pasada. El domingo me disponía a ir para el cyber a cumplir con mi trabajo como cronista y cuando llegué al lugar, estaba cerrado. Cerrado para siempre. Otra víctima de la pandemia parece. Entré en desesperación. Busqué otro cyber por la zona pero da la sensación de que ya pasó la moda de los cyber, porque no vi ninguno en kilómetros a la redonda. ¿Se piensan que todos pueden tener computadora propia? Este país ya me está llenando las pelotas. Indignado y frustrado, pensé en escribir desde el teléfono, pero era imposible agregar links. Así que desistí. Me compré un cuarto de helado y me tiré en la plaza a ver pasar la vida. Además, tampoco es que Facundo había hecho mucho en esos días. Más bien estuvo pintado. ¿Tiene sentido que siga con el newsletter este? A veces me lo pregunto. Me pagan para el orto, no tengo dónde escribir… No sé. Estoy pasando días oscuros. De todos modos, no quiero ser descortés: bienvenidos al resumen semanal de Renzo, que ocasionalmente habla de Facundo Campazzo.
Hasta el viernes pasado, el escenario de Facundo era muy preocupante. Prácticamente fuera de la rotación, perdió minutos, protagonismo y confianza. Mike Malone, por motivos que no están claros, le hizo pagar su bajón de comienzos de temporada, dejándolo incluso por detrás de Bol Bol. Y si bien, durante todos esos días distintos asistentes le fueron acercando respaldo anímico a Facu, de manera inevitable, se sintió el palazo. La NBA es cruel. No es un tema contra Campazzo: es así la liga. Se trata de un negocio en el que no importan los sentimientos, ni las trayectorias. Lo único que cuenta es rendir. Nosotros a veces nos empecinamos en pensar que en Denver tienen algo contra Facu. Pero ya pasaron por este periplo otros tipos que en Europa eran dioses y que en Estados Unidos, por distintas circunstancias, no pudieron hacer pie. Sobran ejemplos: Milos Teodosic, Nando De Colo, Sergio Rodríguez, Juan Carlos Navarro… En fin. Es un hermoso debate. Llegar a un lugar que exige dejar el ego completamente de lado, aceptar inesperados destratos, convivir en vestuarios fríos, competir siempre mirando de reojo la estadística, no es para cualquiera. Y un dato extra: desde hace un tiempo, la NBA se ha vuelto una liga individualista. Y en ese contexto, el jugador formado para competir de manera colectiva, como parte de un bloque, queda desprotegido. Es más, queda expuesto. Disculpen la catarsis, me apasiona discutir sobre esta situación.
Bueno, les decía entonces. Hasta el viernes pasado fue todo un horror. Lo único bueno de esos días fueron dos charlas al paso con colegas. La primera, con T. J. McConnell, de Indiana, que en el medio del partido contra Denver, se acercó a Facundo y le dijo que por favor no aflojara y que no tuviera ninguna duda de que era un juador NBA. La segunda, con Damian Lillard (Portland), quien no jugó ante Nuggets, pero sí estuvo en el estadio, vestido de civil. Y en un momento se cruzó con Facu, que le estaba pidiendo una falta al árbitro tras una pérdida cerca del banco de Blazers. Lillard lo abrazó, le dijo que de ninguna manera eso era falta y ambos se rieron. Vale recordar que ambos ya habían tenido otros diálogos la temporada pasada y que Facundo lo ama con locura, al extremo tal que se muy nervioso cuando lo saluda. Estas mínimas apostillas fueron lo único destacable de la semana omitida. Todo lo demás, pura mierda: críticas despiadadas en las redes de parte de algunos fans de Nuggets, pedidos de traspaso, burlas y palos de periodistas locales a partir de su +/-, acaso la estadística más mentirosa, hipócrita y miserable de la historia de las estadísticas.
Pero llegó el viernes. Y así como estoy defraudado de lo miserable que suele ser la NBA en los malos momentos, también me toca reconocer que las oportunidades, más tarde que temprano, terminan apareciendo. Malone, a quien detestamos por conservador y mediocre, lo mandó a cancha vs Bulls cuando parecía que nuevamente lo olvidaría en el fondo del banco y Facu respondió. Tuvo su mejor partido de la temporada: 16 puntos, cuatro asistencias y dos robos en 26 minutos (máxima de tiempo en cancha en la 21/22). ¿Será suficiente para conseguir un poco de confianza? Parece imposible adivinarlo. Por lo pronto, esta noche Denver saldrá a escena ante Suns, que lleva 11 triunfos consecutivas, en el cierre de una semana muy negativa en cuanto a resultados: tres derrotas al hilo y pésimas sensaciones a partir de una segunda unidad que no es capaz de sostener ningún resultado. ¿Esto es culpa de los jugadores o de Malone, cuya estrategia mezquina de rotación obliga a los suplentes a buscar desesperadamente sus números para no ser relegados? Me vivo preguntando si este contexto hostil en el que Campazzo está intentando hacerse un lugar será semejante en otras franquicias. Ojo que tal vez sea así en todos lados eh. Otro interesante debate.
Los próximos partidos que se le avecinan a Nuggets son Portland y Milwaukee (último campeón), dentro de una semana relativamente tranquila del calendario. Mejor. El equipo viene a los tumbos y encima el MVP, Nikola Jokic, fue baja ante Chicago por un dolor en la muñeca derecha (recordemos que tampoco viene jugando Michael Porter y que sigue fuera Jamal Murray). Denver bajó al quinto puesto de la Conferencia Oeste, con récord de nueve victorias y siete derrotas.
Bueno, hasta acá llegamos. Tengo que cortar porque estoy escribiendo en una compu prestada de un parcero amigo, que trabaja en Pedidos Ya y con el que a veces nos tomamos un recreo juntos. Los colombianos me caen mejor que los argentinos. Nos vemos la semana que viene. No olviden suscribirse y seguirnos en las redes. Somos gente de bien. Los quiero con locura.
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