Esta montaña rusa no nos divierte
Una semana pésima, oscura. Tal vez la peor desde que Facundo llegó a la NBA. ¿Por qué cuesta tanto la estabilidad?
¿Cómo puede ser que una semana atrás estuviéramos hablando de un momento destacado de Facundo en la temporada y hoy tengamos que estar escribiendo de una crisis en su juego llamativa y hasta preocupante? ¿Por qué nunca puede haber estabilidad? ¿Es responsabilidad de Facundo o la vorágine del calendario nos lleva a un exitismo desmedido en el análisis? Puede haber un poco de todo. Está claro que a él le ha faltado consistencia y regularidad desde que llegó a Denver. Y también parece ser irrefutable que la dinámica de la competencia no da respiro. Pero eso no es excusa. El panorama HOY está oscurísimo. Denver es una banda, la segunda unidad no aporta nada, los “hinchas” del equipo putean, piden traspasos y la atmósfera es directamente nociva. ¿De qué estaremos hablando la semana que viene? Ya es imposible presagiarlo.
Hay estadísticas reales que indican que nuestro querido jefe está jugando para el ojete. Por ejemplo, la que marca que metió apenas un triple de los últimos 15 que tiró. Y después está la estadística absurda del +/-, que es tomada como referencia por periodistas supuestamente serios, y que no es más que un guarismo subjetivo. En ese apartado, Facu queda totalmente expuesto: en los últimos tres encuentros cerró con -28, -12 y -23. Hay analistas de Estados Unidos que se aferran al concepto del +/- para criticar a Campazzo. Es entendible, nunca les terminó de agradar (el altruismo pareciera estar mal visto en la NBA) y se aferran a la estadística para analizar el juego. Lo triste es encontrar a analistas argentinos subirse a ese barco. Pero bueno, hay que aceptar todas las posturas y seguir adelante. Ya está.
En esa perspectiva de intentar seguir adelante se enfocó Facundo en los últimos días. Con profesionalismo y sin atender el mundo artificial de las redes sociales, después de cada uno de los últimos tres juegos se presentó en el facility de la franquicia a practicar, a insistir con el tiro y a tratar de recuperar la confianza desde el trabajo. Malone se lo valoró. Aunque eso no quiere decir que no lo vaya a sacar de la rotación en los próximos encuentros. En la NBA, solo se pondera el rendimiento en la cancha. Es lo único que cuenta. Y está bien. Son las reglas.
“Llega un momento donde te entran las balas, y es fuerte, hace daño, en la cabeza, en tu juego, cuando estás con tu familia... En ese momento intenté estar más que nunca con el grupo cerrado, familia, amigos y nada más, sacando lo externo que te podía afectar, tanto lo bueno como lo malo, porque son dos extremos que no terminan de ser reales al 100%. El hateo no va a cambiar, lo que yo puedo controlar es estar con los míos y rodearme de buena energía. Y así terminás saliendo de esa montaña rusa por inercia, jugando tranquilo. De hecho se dio que después tuve una buena racha, y en ese momento incluso, trataba de no leer las cosas buenas. Si bien a uno le gusta, hace el mismo daño que lo malo” (Campazzo en Sporting News).
Denver viene con una inconstancia confusa. Le pesan los partidos cerrados y salvo Jokic, Gordon y Morris, el resto queda casi siempre ahogado en la mediocridad colectiva. No se salva nadie. El DT tampoco pega una con sus estrategias conservadoras. Y así y todo, a pesar de la irregularidad, de las ausencias, del mediocre aporte de la segunda unidad, el equipo se mantiene en la pelea. Está sexto en el furioso Oeste, con récord de 23 triunfos y 21 derrotas. Hoy, cerrará la semana ante Detroit, a las 22 (hora argentina). La que viene, tendrá cuatro juegos, todos en calidad de visitante: de vuelta Detroit (martes), Brooklyn (miércoles), New Orleans (viernes), Milwaukee (domingo). Veremos.
Hoy no hubo espacio para la pavada. Renzo está triste y enojado. A Renzo le duele lo que está pasando. Pero al igual que Facundo, saldré adelante. En fin, amiguitos. Dejamos acá. Los quiero mucho. La seguimos en la cervecería, que es un lugar que se ha vuelto un espacio de debate permanente. Los pendejos vienen con las casacas de NBA de quinta marca y se creen que pueden opinar con la misma objetividad que el Coach Morales. Es indignante. Pero igual me divierto. Qué se yo. Uno se agarra de pequeñas pavaditas cuando el cielo está tan gris. Después, un día sale el sol y el enfoque cambia de manera radical. Siempre pasa lo mismo. Siempre encuentro variantes para recuperar la motivación laboral. Siempre Campazzo se pone de pie.
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