Al borde del precipicio
Denver a un paso de la eliminación. Historias de Renzo en Phoenix, diálogos con CP3 y la esperada camiseta para sortear entre nuestros seguidores.
Ayer le contaba a un colega de Rappi acerca del durísimo contraste de tener que estar llevándole una hamburguesa a un pelotudo que no quiere caminar dos cuadras, días después de haber visto a Chris Paul brillando en vivo. ¿Y saben qué me respondió? “El único Paul que yo conozco es McCartney”. “Bueno, está bien pedazo de ignorante, por algo estás trabajando en Rappi”, pensé en mi interior. Y ajusté mi caja de Rappi y me fui. Así son mis días desde que regresé al país. Según las cuentas que hice, durante los próximos dos años voy a tener que mantener el doble trabajo para llegar a pagar el hotel de Phoenix. ¿Pero quién te quita lo bailado, Renzito?
El hotel que me saqué en Phoenix era frente al estadio y tenía pileta, gimnasio, dos restaurantes, spa y un millón de servicios más que maquillaban el agobiante calor de la ciudad. La temperatura rozaba siempre los 40 grados, y con viento. Un espanto. Pero eso no me impidió hacer guardia en los accesos para ver a Facundo el día previo al juego 1. “¿Otra vez vos?”, me dijo, apenas me distinguió. “Sí, perdón, necesito una casaca para sortear en Team Facu, me dijeron que no volviera sin esa misión cumplida”, respondí. E inmediatamente sacó una de la mochila, la firmó y me la entregó (ya contaremos más detalles próximamente, pero sepan que la camiseta será puesta en concurso). “Lo único que te pido es que por favor no me seques más los huevos”, sentenció. Le quise dar un abrazo y me frenó uno de seguridad. Ese fue nuestro último contacto.
El partido fue un desastre. Además de la humillación recibida, comprobé que la fanaticada de Suns está mucho más comprometida que la de Denver. Tienen como una suerte de batucada en los accesos para hacer la previa y la gente en el estadio está completamente en pedo gritando sin parar. Parece que la diferencia entre franquicias no solo se resalta en la cancha: hasta el store es infinitamente superior al de los Nuggets. Facundo ese día jugó muy bien. Pero el equipo no estuvo a la altura, como en los dos siguientes encuentros de la serie. Hoy estamos 0-3 a un paso de la barrida, con el ánimo en el suelo, la confianza muerta y una depresión que ya no se puede disimular.
Dos pequeñas apostillas de esa jornada: la primera es que el estadio estaba totalmente lleno. Fue magnífico poder volver a disfrutar de esa sensación. Al principio me dio un poco de miedo, pero al rato ya estaba estornudando a centímetros de mis vecinos, tratando de diseminar la cepa “Lomas de Zamora”, que es de donde vengo.
La segunda es que me tocó sentarme cerca de Consu y Sara (esposa e hija de Facundo). Y resulta que en un momento, un fan local se les acercó y preguntó si la nena “era la famosa Sara”. Consu contestó que sí y el flaco le dijo que era fan de Campazzo y que por favor se sacaran una selfie juntos. Capaz no medimos del todo el impacto que ha generado nuestro jefe en esta temporada debut. Ya habrá tiempo para ese balance.
Dado que posiblemente esta sea una de las últimas entregas de la temporada, voy a lanzar un par de verdades que me quedaron atragantadas: no entiendo el caso Rivers. El viernes jugó 27 minutos, anotó cinco puntos y tiró 2-5 de cancha. ¿Cuál es su mérito? Otra cosa que no entiendo es el planteo táctico. ¿Cómo puede ser que no haya ajustes de un partido a otro? Más allá de que Suns es muy superior en cuanto a nombres (cuánto se ha extrañado por estos días a Jamal Murray), el baile que le está pegando Monty Williams a Mike Malone es antológico. Pero bueno, ya está. Bastante lejos llegó Denver con sus bajas por lesión y sus bajas por intimidación. Ojalá esta noche no haya barrida. El partido comienza a las 21, hora argentina.
Al menos, en el apartado del carácter, Facundo ha sido uno de los pocos jugadores que no mostró resignación a pesar de la falta de equivalencias. Le pegó a todos los rivales que le pasaron cerca. Se puteó con Jae Crowder y hasta tuvo un pequeño cruce con Chris Paul, quien le dijo algo así como: “Estás defendiendo como en el amistoso que jugamos antes de Londres”. Sí, se acordaba de todo. Increíble. Incluso, en el juego 2, después de una penetración de Facu que CP3 frenó con falta (no cobrada), el ex Clippers se acercó al cordobés y le reconoció que lo había tocado. Los árbitros, como casi siempre, ponderaron a la estrella.
Bueno amigues, hasta acá llegamos, que me cierra el cyber. Es tan antiguo este lugar que hasta tiene dos cabinas telefónicas. Un olor a rancitud que deprime más que mi realidad. Ya vendrán tiempos mejores. No olviden suscribirse. Por favor se los pido. Estamos en 1100. El otro día reconocieron el newsletter en Clarín. Estos pequeños mimos son los que me están salvando del suicidio. Los quiero, nos volveremos a encontrar. Al menos una vez más.
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